INVENTARIO
Inventario
La vida tiene días, muchos días..
Días donde guardé palabras que sentí, silencios y el eco de ayeres.
Días donde los recuerdos ya no están,
no los encontré, ni los busqué.
Mirando entre los muros de una realidad acrisolada, mi reflejo en el espejo,
un encuentro de nuevo, con una vasija rota por mi terquedad.
Unas huellas hurtadas en agostos, en papeles de poesía y noches de luna.
Y a otro día, quizás a otra vida, vida de mi vida.
Un cielo para volar, un sinfín de estrellas que tocar, sueños por cumplir, un brillo que alumbra la oscuridad de mi camino, ése que conoce cada secreto de mis noches, e instantes mágicos que liman las asperezas de mi día.
Tengo certezas muchas, sublimes momentos, y vastas preguntas.
¿No aprendió la hoja a definir la lluvia
cuando el dolor la desprendió del árbol?
He aprendido el llanto. Nunca me sobran los espacios y las tildes, con tendencia a perder mis lágrimas, a desperdiciar mis hombros al rebuscar pequeñas tormentas entre los bolsillos de la comprensión.
Allí todo encaja, cada esfuerzo y toda espera tiene su recompensa.
Mi caligrafía es un bosque de cabellos despeinados, por la liturgia de mis miedos y mis más hondos placeres.
Atesoro suspiros, pétalos y sus labios
aforismos y afrodisíacos,
gritos desaforados, calcados en frutas rojas,
acuarelas y saliva.
Tengo muchas cosas más, metáforas adoptadas, vino, placebos para el mal, un ticket sin regreso,
un tren perdido, y un martillo sangrando la ausencia de un riachuelo infinito.
Tengo de todo...
Y necesito revivirlos con el amor de mis vidas, ése que late en mi pecho, desde aquel invierno en que le hallé.

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